Según
diversos testimonios, el pasado 21 de agosto, sobre las 3 de la
tarde, un agente de la Policía Nacional de Murcia entra
sin autorización judicial en la vivienda de una familia hasta
en dos ocasiones y sin causa alguna que lo justifique.
Al
saber que el allanamiento de morada ha
sido grabado, el agente intenta -ilegal y violentamente-
apropiarse del teléfono móvil, llegando a desenfundar
su pistola y apuntar al
perro de la familia y a diversas personas, entre las que se
encuentra una
mujer de 80 años.
Al no conseguir hacerse con el teléfono, detiene a un miembro de la
familia y pide refuerzos.
Minutos
después, entre 8 y 10 agentes violan nuevamente el domicilio,
expulsando a empujones a la anciana y a una vecina, embarazada, y
quedándose a solas en la vivienda con otros dos miembros de la
familia, quienes posteriormente serían atendidos por las
agresiones sufridas. En el exterior, un menor de
edad -hijo de uno de los detenidos- también sería agredido
por un agente del CNP de Murcia.
Mientras
la anciana era trasladada por una crisis de ansiedad a
un centro hospitalario -en el que permaneció ingresadadurante 6
horas-, la acción policial se saldaba con la detención de sus
dos hijos y de su nieto. Tras un día en el calabozo fueron
puestos en libertad.
Denunciadas
por la policía, las tres personas que fueron detenidas han sido
imputadas por los delitos de "atentado a un agente de la
autoridad, lesiones y daños". Por su parte, los
miembros de esta familia están dispuestos a emprender acciones
legales al considerarse víctimas de una brutal injusticia cometida
ilegalmente por algunos agentes del CNP de Murcia.
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